EL PETIRROJO






















Historia de Navidad
Selma Lagerlof. 

"Apenas contaba cinco años de edad cuando experimenté una gran 
pena. No sé si desde entonces  habré tenido otra mayor.

la causa fue el fallecimiento de mi abuela. hasta entonces, la bondadosa señora estuvo sentada siempre en un rincón de la estancia contando cuentos.

Recuerdo siempre Que la pobre estaba sentada allí, refiriendo historias, y Que nosotros niños, escuchábamos en silencio, sus narraciones" 

era el tiempo en Que nuestro señor creó no sólo el cielo y la tierra, sino también todos los animales y plantas, a los cuales dio nombre a la par.

de aquella época podrían contarse muchas historias y si todas se conocieran, se aclararían muchas cosas del mundo Que ahora no podemos comprender.

sucedió un día Que hallándose nuestro señor en el palacio, pintando los pájaros se le agotaron los colores de la paleta, de modo Que el jilguero hubiese Quedado incoloro de no darse la casualidad de Que el buen Dios, no había limpiado todavía sus pinceles.

fue también entonces cuando Dios dotó al asno de unas largas orejas, por su dificultad en retener su nombre.

lo olvidó apenas hubo dado unos pasos por las vegas del paraíso, y tres veces vióse obligado a volver a preguntar cual era su nombre.

Así es Que Dios, un poquito impaciente, le tomó por  ambas orejas y le dijo: tu nombre es  Asno, Asno, Asno.

y mientras así hablaba fue estirando, las orejas del asno, de modo Que éstas fueron creciendo a fin Que oyera mejor y no olvidase lo Que se le decía.

el mismo día tuvo Que imponer un castigo a la abeja. apenas fue creada ésta, comenzó a cumular miel. y cuando el hombre y los animales percibieron su aroma delicado acudieron para provarla.

pero la abeja Quiso guardarla toda para sí y echaba a todos los Que se acercaban al panal, a fuerza de picarles con su venenoso aguijón.
           
 viéndolo Dios, llamó inmediatamente a la abeja para imponerle un castigo.

-Te he dotado de la facultad de acumular miel-dijo Nuestro Señor -Que es el producto mas dulce de la creación, pero no te he concedido el derecho de ser dura con tus prójimos.

 Así, pues, no olvides Que toda abeja Que pique a alguien Que Quiera probar su miel, expiará con la vida la picadura.

SÍ; esto sucedió el día en Que el grillo se tornó ciego y la hormiga perdió sus alitas, ¡sucedieron tantas cosas curiosas aquel día!

Dios lo pasó sentado, majestuoso y amable en su trono, creando y creando, animándolo todo, con su hálito, y hacia el fin de la tarde, se le ocurrió crear todavía un pequeño, pajarillo gris.

-¡Te llamaré Petirrojo! dijo Dios al pajarillo cuando lo tuvo terminado.
Y colocándolo sobre la palma de la mano, le dejó volar.     

y cuando el pajarillo revoloteaba sobre el agua, le entraron ganas de contemplarse a si mismo y entonces observó Que era completamente grís.   el petirrojo volviase y revolviase mirándose a si mismo, pero en vano: ni una sola pluma colorada descubrió en sí mismo.

y el pajarillo volviose presuroso junto a nuestro señor.

Dios permanecía  sentado, Bondadoso y Amable en su trono, De sus manos se desprendían mariposas Que revoloteaban en torno a su cabeza, las palomas gorjeaban en sus hombros y en torno suyo brotaban de la tierra, rosas azules y margaritas. 

-Quería preguntarte una cosa.
¿Que deseas saber?
¿porque llamarme petirrojo si desde el pico hasta la punta de la cola soy completamente gris?

y el pajarillo con sus grandes ojos negros y suplicantes, miró al Señor, moviendo la cabecita de un lado para otro. en torno suyo veía faisanes de púrpuro plumaje salpicado ligeramente de oro, papagayos con tupidas gorgueras rojas, gallos con crestas encarnadas, mariposas, peces de colores y rosas Que surgieron por doquier.    



-Te he llamado Petirrojo, y Petirrojo te llamarás, pero tú mismo tienes Que proceder a ganarte las plumas rojas del pecho.

y el Dios de Bondad, alzó las manos y nuevamente lo envió al mundo.


Havia transcurrido un tiempo infinitamente largo desde aquel día, Que fue el más fausto de todos los días de la tierra.


Desde entonces Hombres y animales abandonaron el paraíso, esparciéndose por el mundo. 


y los Hombres habían adelantado de tal modo Que sabían labrar la tierra y navegar por los mares, fabricaban vestidos y objetos de adornos y hacía tiempo Que habían aprendido a edificar amplios templos y grandes ciudades como Tebas, Roma y Jerusalén.


Y amaneció un nuevo día Que no se olvidará nunca en la historia del mundo, en la mañana de aquel día se hallaba sentado el petirrojo en una colina pelada, en las cercanías de los muros de la ciudad de jerusalén, divirtiendo con su canto a sus pequeñuelos Que descansaban en sus nidos entre el bajo matorral.


¡Ah-Pensó -ahora lo comprendo todo, el Dios de la Bondad cree Que debo amar con tal ardor Que la llama amorosa sea capaz de teñir el plumaje de mi pecho".


los petirrojos havian intentado teñir su plumaje de rojo, pero no havian podido, el primer petirrojo de la naturaleza fue un ruiseñor Que cantaba y cantaba con gracia y armonía, pero no consiguió teñir su plumaje.


el segundo petirrojo de la naturaleza fue un pájaro valiente Que se enfrentó a otros pájaros, pero tampoco pudo teñir su plumaje.


los pequeños petirrojos gorjearon llenos de confianza en Que a pesar de todo tratarían de alcanzar el anhelado premio, pero el pájaro les respondió afligido Que aquello era imposible ¿como iban a a alcanzarlo? si otros antepasados famosos no habían podido conseguirlo.   


¿Que más podrían hacer ellos Que cantar, amar y Batallar.


el pájaro no acabó su frase, pues por la puerta de jerusalén se acercaba una multitud hacia la colina donde se hallaba el nido de los pájaros.   


se aproximaban caballeros en briosos corceles, guerreros con largas lanzas, ayudantes del verdugo con clavos y martillos  





  



    

    








































sacerdotes y jueces, avansaban con paso solemne, mujeres Que sollozaban y tras todos ellos, una masa de pueblo bajo y salvaje de vagabundos repugnantes Que bailaban y chillaban.

-Tened cuidado -gorjeó para prevenir a los inermes pajarillos -apretaos unos contra otros y no rechistéis.

-¡No! eso es demasiado terrible, allí van a ser crusificados tres mal hechores, los pajàros percibìan atronadores martillazos, lamentos, y el barullo populacho furibundo.

el Petirrojo siguió con la vista el horrible espectáculo y sus ojillos se dilataron por el espanto, no podía apartar su vista de los tres desdichados.

¡Cuan crueles son los Hombres! -gorjeó al cavo de un rato,  -No les basta clavar en la cruz a esos tres seres, sino Que ademas, le han puesto a uno de ellos corona de espina.

Veo claramente manar sangre de su frente, herida por la corona de espinas.

Y ese  Hombre es tan Bello, y mira tan dulcemente, Que todo el mundo debiera amarle. A la vista de su martirio parece Que me traspasa el corazon con una flecha.

el pajarito, sintió compasión y abandonò su nido y volò por los aires trazando amplios círculos diò varias vueltas en torno al crucificado y muy despacito se acercó a la cruz y con su menudo piquito sacò una de las espinas de la frente del crucificado.

Y mientras esto hacía, salpicó una gota de sangre al pecho del pajarillo, tiñendo el delicado plumaje de su garganta y  crucificado abriò los labios y susurrò al pajarillo: -en premio a tu piedad has merecido lo Que toda tu estirpe viene anhelando desde el dìa de la creación.

Cuando el pajarillo volvió a su nido, le gorjearon sus pequeños.

-¡Tu pecho es Rojo, las plumas de tu garganta son mas rojas Que la rosa!, y entonces se mirò  en el agua del arroyuelo, y pudo comprobar Que en efecto, ahora si era realmente un Petirrojo.     

                       

        

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ni Con el Pétalo de Una Flor.

los Niños No Se Pelean.

Mi Relación Con el Medio Ambiente.