Historias de Navidad-Selma Lagerlof.
"EN NAZARET"
POR: SELMA LAGERLOF.
"Apenas contaba cinco años de edad cuando experimenté una gran pena. No sé si desde entonces habré tenido otra mayor.
La causa fue el fallecimiento de mi abuela. Hasta entonces, la bondadosa señora estuvo sentada siempre en un rincón de la estancia contando cuentos.
Recuerdo siempre Que la pobre estaba sentada allí, refiriendo historias, y Que nosotros niños, escuchábamos en silencio, sus narraciones"
“Magnifica Vida” No había Pequeñuelos, Que lo Pasaran Mejor Que Nosotros.
De la Bondadosa Anciana, Sólo puedo Recordar Que tenía una Hermosa Cabellera Blanca, como un gran Copo de algodón.
Que Caminaba muy encorvada, y Que sus manos, jamás, abandonaban la calceta.
Tambien Recuerdo Que Siempre, Que Terminaba la narración de algún cuento me colocaba una mano sobre la cabeza diciendo:
“Y Todo esto es tan cierto como yo te veo y tú me ves”.
Cuando Jesús tenía cinco años, hallábase una vez sentado en el umbral del Taller de su Padre, José el Carpintero.
Cuando Jesús tenía cinco años, hallábase una vez sentado en el umbral del Taller de su Padre, José el Carpintero.
Jesús estaba
ocupado haciendo figurillas, con un trozo de blanda arcilla Que le había
regalado el alfarero de enfrente.
Estaba Jesús
Más Satisfecho Que Nunca, Pués Todos los niños del Barrio le habían contado Que
el alfarero era un Hombre Brusco
Que no se dejaba conquistar ni con miradas suplicantes, ni con melosas zalamerías,
por cuyo motivo no había osado manifestarle un solo ruego.
El caso es
Que, de pronto, Cuando Jesús, miraba, con ojos anhelantes como trabajaba el alfarero
sus moldes, el mismo alfarero salió de
su taller y le regaló tanta arcilla, Que
bastaba para hacer con ella una gran jarra de las Que se emplean para el envase
del Vino.
Junto a la
escalera de la casa próxima estaba sentado Judas, un muchacho feo y pelirrojo,
con la cara llena de manchas blanquecinas y los vestidos llenos de desgarrones
Que se habían hecho en sus continuas peleas con los chicos de la calle.
El niño Jesús
invitó a Judas, a Construir figurillas de arcilla, en formas de pájaros, las figurillas Que iban
modelando las colocaban ambos niños en torno suyo.
Tenían el
mismo aspecto Que Todas las figurillas de barro de todos los tiempos.
En lugar de
Pies, tenían una gran bola de barro y en la espalda unas alas apenas perceptible y una cola insignificante.
Pero de
todos modos se notaba enseguida una diferencia en el trabajo de los Dos
Compañeros.
Los pájaros
de Judas eran tan Desequilibrados, Que no lograban mantenerse en pié y por más esfuerzos
Que hacía con sus menudos y duros dedos, no lograban dar a sus cuerpos una
forma Bella y Presentable.
A veces
miraba de reojo, las Figurillas de Jesús, para ver como hacía sus pájaros tan finos
y lisos como las hojas de las encinas de los bosques del monte Tabor.
El Sol se
hallaba en el Ocaso y su Brillo penetraba en los pequeños charcos formados en
el empedrado de la calle.
El Niño Jesús
Metió su manito en el charco Que tenía más próximo y bañó a sus pajaritos, los
cuales Quedaron brillantes por la Luz del Sol.
Judas Que de
Vez en Cuando, miraba los pajaritos de Jesús, Intentó hacer lo mismo, pero cuando
sumergió su mano en el agua del charco y se las echó a sus figurillas, estas se
Derritieron.
Entonces Judas
se Levantó enfurecido, frunció las Cejas y se Mordió los labios.
Y aplastó
todas las figurillas de barro, Que había Construido Jesús.
Cuando Hubo
destruido así todos sus pájaros se acercó a Jesús, Que acariciaba a los suyos, resplandecientes
como joyas.
Judas lo
contempló silencioso, durante un rato, después alzó su pie y aplastó uno de
ellos.
-judas Que
estás haciendo, le gritó Jesús. Pero Judas se rió y aplastó otro pajarillo.
¿acaso no
sabes, Que viven y pueden cantar?
Los ojos de
Jesús se llenaron de lágrimas, al ver Que no podía detenerlo, pues Judas era
más grande y más corpulento Que él .
Judas había
destruido cuatro pajaritos de los siete Que Jesús Tenia.
Al Niño Jesús, le apenó
ver Que sus figuras de arcilla en forma de pájaros siguieran allí tan
tranquilos y se dejasen aplastar sin huir del peligro.
Jesús palmoteó con Fuersas sus manitas para despertarlo y les gritó –Volad….Volad….
Jesús palmoteó con Fuersas sus manitas para despertarlo y les gritó –Volad….Volad….
Entonces los
Trés Pajarillos, empezaron a agitar sús alitas y temerosos Volaron hacia
el alero del tejado.
y Judas vió
cómo los pajaritos volaban por el Cielo, y Quedó asombrado, y se Humilló ante
Jesús, a sus pies, pensando Que Jesús lo aplastaría a el, como había hecho
judas con los pajaritos, pero Jesús no lo aplastó.
María la madre
de Jesús Que había observado el juego de los niños, levantó a Judas del Suelo y
le acarició.
-¡Pobre niño!
–le dijo, Tú no Sabes Que has Intentado hacer algo Que no puede, Realizar
ninguna Criatura Viviente.
Que no se te
Vuelva a Ocurrir hacer lo mismo, si no Quieres ser el más desgraciado de los Hombres.
¡Qué Suerte Correría
aquel de entre nosotros Que osara Rivalizar con el Que puede Pintar con Brillo
de Sol y animar el muerto barro con el hálito de la Vida!.
y Todo esto es tan cierto, como yo te veo y tú me vés...........
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